Ah, las elecciones estadounidenses: ese reality show que deja a “Keeping Up with the Kardashians” pareciendo una pieza de arte minimalista. Cada vez que Trump triunfa, o casi triunfa, el Internet entero suelta su veredicto moral: “¡El sexismo, el racismo y la estupidez ganaron!” Como si los más de 71 millones de personas que votaron por él fueran personajes sacados de una parodia de The Simpsons. Pero, spoiler alert: esa narrativa no solo es simplista, sino también peligrosamente equivocada.
El análisis fácil: culpemos al “ismo” de turno
Es tentador culpar al sexismo porque Hillary Clinton perdió en 2016, o al racismo porque Trump se ha identificado con principios raciales supremacistas. También está la carta de la estupidez, esa que reduce a la mitad de un país a un ejército de trogloditas incapaces de distinguir entre un meme y una política pública. Pero pensemos por un segundo (solo un segundo, prometo): ¿de verdad 71 millones de personas votaron por Trump exclusivamente porque odian a mujeres, a las personas negras, o porque no saben leer un gráfico?
Lo cierto es que esta postura refleja más sobre quien la dice que sobre quienes votaron por Trump. Es una actitud elitista que presume que los estadounidenses que no votan “correctamente” son moral o intelectualmente inferiores. Como si votar demócrata automáticamente te diera un diploma en empatía y un sticker de “Soy mejor persona que tú”.
Los progresistas fallaron en leer la sala
¿Y si el problema no son los votantes, sino el mensaje? Imagínate que vas a una fiesta y decides contarle a todos los asistentes que su ropa es fea, su gusto musical apesta, y que ellos son la razón por la que el planeta se está calentando. Luego te sorprendes cuando no quieren bailar contigo. Esa fue la estrategia de los demócratas durante años: decirle a millones de estadounidenses que son “el problema” sin ofrecerles soluciones claras.
Trump, por otro lado, llega con un discurso directo: “Estás enojado, estás olvidado, y no es tu culpa. Es culpa de los inmigrantes, las élites y los medios.” Es un mensaje simplista, sí, pero poderoso. Trump no ganó porque los votantes sean racistas o sexistas, ganó porque supo explotar algo que los progresistas ignoraron: la ira y el resentimiento de una clase trabajadora que siente que su país los abandonó.
La clase trabajadora no quiere discursos de TED Talks
Mientras los demócratas hablaban de la diversidad, el cambio climático y la equidad de género (temas importantes, por cierto), muchas comunidades de clase trabajadora lidiaban con fábricas cerradas, salarios estancados y un futuro que parecía más incierto que nunca. Estas personas no necesitan que les expliques cómo sus privilegios perpetúan el sistema patriarcal. Necesitan empleo, estabilidad y un poco de esperanza.
Trump, con su populismo de cartón, les dio al menos la ilusión de eso. Su mensaje no es complejo, ni siquiera coherente, pero funciona. Les dice lo que quieren escuchar: que ellos no son los culpables, que él puede arreglarlo, y que el sistema está diseñado para joderlos, algo que, seamos honestos, no está tan lejos de la realidad.
El ecosistema mediático: un circo de polarización
No podemos ignorar el papel de los medios y las redes sociales en esta novela. Durante años, los votantes de Trump han sido caricaturizados como el enemigo: blancos ignorantes, fanáticos religiosos, conspiranoicos. Esa narrativa no solo es insultante, sino que también refuerza las divisiones.
Por otro lado, las redes sociales actúan como cámaras de eco, amplificando las opiniones más extremas y dejando fuera las matices. Si tu feed de Twitter está lleno de personas que comparten tu indignación, es fácil asumir que cualquiera que no vote como tú es un monstruo. Pero, sorpresa: la vida real no funciona así.
Los votantes de Trump no son un monolito
Aquí viene la parte incómoda: no todos los que votaron por Trump lo hicieron porque aman sus políticas o sus tuits caóticos. Algunos votaron por él porque creen que es el “menos malo”. Otros, porque no confían en los demócratas. Y sí, hay quienes votaron por él porque comparten sus prejuicios, pero asumir que eso aplica a todos es tan miope como creer que todos los que votaron por Biden son santos progresistas.
También hay que mencionar a las minorías. Sí, minorías. Trump obtuvo más votos de latinos y afroamericanos en 2020 que en 2016. ¿Por qué? Porque su discurso antiélite resonó con algunas comunidades cansadas de ser ignoradas por los políticos tradicionales.
La verdadera estupidez es no aprender de esto
Es fácil llamar racista, sexista o estúpido al electorado. Lo difícil es admitir que el mensaje de los progresistas no está funcionando. Que no basta con tener “razón” si no sabes cómo comunicarlo. Que necesitas más que estadísticas y discursos para conectar con personas que sienten que el sistema los abandonó.
¿Quieres que Trump no vuelva a ganar? Deja de mirar por encima del hombro a sus votantes y empieza a escucharlos. Habla de trabajo, de salud, de educación, de cosas concretas que les afectan día a día. Porque si la izquierda sigue pensando que “tienen razón y punto”, lo único que van a lograr es que Trump (o su sucesor) siga llenando estadios mientras los progresistas llenan Twitter con indignación.
Resumiendo...
Contexto Electoral
Las elecciones de 2024 se desarrollan en un ambiente donde la desconfianza en el sistema electoral es alarmante. Según encuestas, solo el 30% de los votantes registrados cree que Trump aceptaría los resultados si pierde, en contraste con el 73% que confía en que Kamala Harris lo haría
. Esta desconfianza ha sido alimentada por las afirmaciones reiteradas de Trump sobre fraude electoral, lo que ha llevado a muchos a cuestionar la legitimidad del proceso
Estrategias Políticas
Las elecciones de 2024 se desarrollan en un ambiente donde la desconfianza en el sistema electoral es alarmante. Según encuestas, solo el 30% de los votantes registrados cree que Trump aceptaría los resultados si pierde, en contraste con el 73% que confía en que Kamala Harris lo haría
. Esta desconfianza ha sido alimentada por las afirmaciones reiteradas de Trump sobre fraude electoral, lo que ha llevado a muchos a cuestionar la legitimidad del proceso
Factores Socioeconómicos
La polarización no se limita a la política; también refleja divisiones socioeconómicas. Muchos votantes sienten que sus preocupaciones no están siendo abordadas por el establishment político, lo que genera un ambiente propicio para discursos extremistas y populista
. La retórica de Trump, que a menudo presenta a los inmigrantes como chivos expiatorios, se alinea con las preocupaciones sobre el cambio demográfico y económico en Estados Unidos.
Implicaciones para el Futu
Implicaciones para el Futuro
El legado de Trump podría tener efectos duraderos en la política estadounidense. La normalización de la desconfianza hacia las instituciones democráticas y la aceptación de la mentira como parte del discurso político son tendencias preocupantes que podrían afectar futuras elecciones
Fuentes:
[1] https://elpais.com/internacional/2016/11/13/actualidad/1479046416_446899.html
[3] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-49644687
[4] https://www.youtube.com/watch?v=RWnyT5mldlw
[6] https://www.youtube.com/watch?v=NY16qWOt9q4
[7] https://agendapublica.es/noticia/19447/trump-gana-qu-qu
[9] https://www.perplexity.ai/elections/2024-11-05/us/president
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