Ley 70 de 1993 📜: La Promesa Agridulce de Desarrollo para las Comunidades Afrocolombianas

Este artículo se propone abrir una mirada crítica y analítica sobre la Ley 70 de 1993 en Colombia, una legislación histórica que reconoce los derechos territoriales, culturales y económicos de las comunidades afrodescendientes. Más que eso, pretende concienciar tanto a la población negra como a la no negra sobre la importancia de dicha ley y su papel en el desarrollo de estas comunidades. 

Para entender completamente la Ley 70 de 1993 y su importancia, es crucial sumergirse en el contexto histórico y sociopolítico en el que fue creada. La historia de la ley está intrínsecamente vinculada a la historia de las comunidades afrodescendientes en Colombia, un grupo que ha sufrido una larga historia de desplazamiento y exclusión. ¿Es la Ley 70 el camino hacia la justicia social para estas comunidades? ¿O es simplemente otro intento superficial de reparación sin verdadero compromiso para el cambio estructural?

Bien, amigos, preparemos el escenario. Imagina un mundo donde las promesas son tan abundantes como las veces que has perdido tus llaves. ¡Sí, tantas veces!

Ahora, imagina una promesa específica: el desarrollo para las comunidades afrodescendientes. ¿Suena como un sueño, verdad? Pero espera… ¿qué es esto? ¿Un giro en el relato? Ingresa: ¡la Ley 70! 🎭

La Ley 70 de 1993, también conocida como Ley de Comunidades Negras, se erige como una estrella de esperanza en el firmamento de las promesas. Esta legislación colombiana, aprobada hace casi tres décadas, fue diseñada para reconocer los derechos culturales, territoriales y económicos de las comunidades afrodescendientes en Colombia. Sin embargo, la implementación de la Ley 70 ha sido, en muchos aspectos, una promesa agridulce. 

¿Recuerdas aquellos días en los que te prometían un dulce extra si te comportabas bien? Bueno, la constitución hizo algo similar. Prometió a las comunidades afrodescendientes algunos dulces desarrollos. Pero, ¡ay! ¿Dónde está el dulce? ¿Quizás se perdió? O tal vez esté tomando su dulce tiempo, escondido detrás de la Ley 70. 🍬

La Ley 70 de 1993 proporciona, en teoría, una serie de derechos a las comunidades afrodescendientes. Entre ellos, el derecho a la propiedad colectiva de las tierras ancestrales y a la protección de su identidad cultural, proporcionando así la base para una forma de autonomía y autodeterminación. Este reconocimiento legal de los derechos colectivos de las comunidades negras fue un paso revolucionario en su momento, y prometía un futuro más equitativo y justo para estas comunidades.

La historia de las comunidades afrodescendientes en Colombia es un relato de resistencia, lucha constante por los derechos, y una búsqueda continua de reconocimiento y equidad. Desde la época colonial, cuando cientos de miles de africanos fueron traídos a Colombia como esclavos, hasta la actualidad, estas comunidades han enfrentado una serie de desafíos y obstáculos.

Los africanos fueron traídos inicialmente a Colombia por los conquistadores españoles en el siglo XVI para trabajar en las minas de oro y en las plantaciones de azúcar. Las condiciones eran brutales, pero a pesar de la opresión, los africanos y sus descendientes mantuvieron y desarrollaron su cultura, sus prácticas religiosas, sus tradiciones musicales y su lengua. Muchos de ellos lograron escapar de la esclavitud y formaron «palenques», comunidades de esclavos fugitivos que se resistieron al dominio español y mantuvieron sus tradiciones africanas vivas.

Sin embargo, a pesar de la abolición de la esclavitud en 1851, la discriminación y la exclusión persistieron. Las comunidades afrodescendientes de Colombia continuaron enfrentando desigualdades socioeconómicas, falta de acceso a la educación y a los servicios de salud, y la negación de sus derechos a la tierra y a su patrimonio cultural.»

Después de la abolición de la esclavitud, se promulgó una serie de leyes y decretos que, aunque pretendían mejorar la situación de los afrodescendientes, a menudo terminaban por perpetuar su marginalización. Por ejemplo, las leyes de tierras de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, a pesar de su retórica de igualdad, solían favorecer a los propietarios de tierras blancos, mientras que las comunidades afrodescendientes eran desplazadas o se les negaba el acceso a las tierras que habían habitado durante generaciones.

Es en este contexto socio-político que surge la Ley 70 de 1993, también conocida como la «Ley de Comunidades Negras», que reconoce los derechos de las comunidades afrodescendientes a la propiedad colectiva de las tierras que han ocupado históricamente y a la protección de su cultura. Sin embargo, esta ley, a pesar de sus promesas de justicia y equidad, ha enfrentado numerosos desafíos en su implementación, revelando las profundas raíces del racismo y la discriminación en la sociedad colombiana.

La Ley 70 de 1993 reconoce oficialmente a las comunidades afrodescendientes como un grupo étnico con derechos específicos, incluyendo el derecho a la propiedad colectiva de las tierras ancestrales, el derecho a preservar su cultura y tradiciones, y el derecho a participar en las decisiones que afectan a sus tierras y recursos. Sin embargo, a pesar de las promesas de la Ley 70 de 1993, la implementación ha sido lenta y las comunidades afrodescendientes siguen enfrentando muchos desafíos. 

Por lo tanto, la historia de las comunidades afrodescendientes en Colombia es una historia de resistencia, lucha y promesas incumplidas. Pero también es una historia de esperanza y determinación, ya que estas comunidades continúan luchando por sus derechos y buscando un futuro de equidad y justicia.

La Ley 70 de 1993, reconocida como una herramienta legal poderosa y progresista, no ha sido implementada sin desafíos. Las ambigüedades inherentes a la ley y su implementación en el terreno han dado lugar a una serie de logros y desafíos que son dignos de un examen detenido.

Los desafíos persistentes en su implementación y la falta de voluntad política para garantizar su cumplimiento completo en todo el país, han dificultado el progreso de las comunidades afrodescendientes. De hecho, la brecha entre la promesa de la ley y su realidad tangible es una recordatoria clara de los retos que aún enfrenta Colombia en su camino hacia una verdadera igualdad racial y étnica.

El futuro de la Ley 70, y en consecuencia, el futuro de las comunidades afrodescendientes en Colombia, sigue siendo incierto. Por ende, es imprescindible que todos, afrodescendientes y no afrodescendientes, estemos conscientes de la importancia de esta ley y luchemos por su plena implementación.

¿Qué Sigue?

¿Se materializarán las promesas?
¿Es la Ley 70 el héroe o el villano de esta saga?
¿Finalmente disfrutarán nuestras comunidades afrodescendientes del resplandor del desarrollo?

Mantente sintonizado mientras desentrañamos los misterios, desciframos las promesas y emprendemos un viaje a través de las olas del Pacífico y las arenas del Caribe. Y recuerda, las promesas son como las nubes, hermosas de contemplar, ¡pero no siempre llenas de lluvia! ☁️

Para adentrarte más en las complejidades de la Ley 70 y los pueblos negros en Colombia, consulta el blog de Color Click.